El presidente Jair Bolsonaro es lo que se conoce como un salvavidas de plomo: su apoyo puede tener un efecto similar al que tenía el respaldo de Hugo Chávez años atrás, cuando arrastró a la derrota a Ollanta Humala y Andrés Manuel López Obrador. 

Por eso, los dardos que el militar ultraderechista está lanzando en contra de la expresidenta argentina, Cristina Fernández, podrían convertirse en un gran aliado de campaña de cara a las elecciones presidenciales de este año.

El homófobo militar se refirió directamente a la ex presidenta Cristina Kirchner: “No puede volver” enfatizó en una exposición televisiva a través de sus redes sociales.

Sostuvo que la ex presidenta argentina “estaba vinculada a Dilma (Rousseff), a Lula (da Silva), a la Venezuela de (Nicolás) Maduro y de Hugo Chávez, y a Cuba“. Luego de adjudicarle estos vínculos, precisamente con ex presidentes que convivieron en la región exactamente en la misma época, el actual jefe del gobierno brasileño indicó que “si eso vuelve, con seguridad la Argentina va a entrar en una situación como la de Venezuela“.

Curiosamente, el gobierno actual de Mauricio Macri ha empeorado los indicadores económicos de argentina y ha aplicado una larga lista de medidas “socialistas” como el congelamiento de los precios. 

Bolsonaro sostuvo que él espera que “los hermanos argentinos tomen conciencia de esto“. Y añadió: “Si a (Mauricio) Macri  no le está yendo bien hay que tener paciencia. Hay que luchar para que mejore o votar en alguien que este en la línea de él”. Abundó contra la ex jefa de Estado: “El posible voto a favor de Cristina Kirchner, que pido a Dios que no ocurra, convertirá nuestra querida Argentina en otra Venezuela y no queremos eso”, señaló reavivando el fantasma del “castro chavismo” tan mentado en países como Colombia.

Desde hace una semana, el presidente brasileño ha intensificado su discurso referido a la Argentina. Su preocupación parece apuntar al efecto que tendría un triunfo de la oposición en las elecciones presidenciales argentinas de octubre próximo. Bolsonaro ha marcado, en forma insistente desde entonces, que la vuelta de un gobierno “populista” –según dijo hace unos días— podría poner en juego el futuro de todo el esquema de la nueva derecha regional. Claro que su preocupación coincide con la del establishment internacional, que ve con alarma el crecimiento en las encuestas de la ex mandataria.