Charlotte (Macha Méril) está casada con Pierre (Philippe Leroy), piloto de aviación, pero se ve a escondidas con otro hombre, Robert (Bernard Noël), un actor de teatro.

Tanto para lo bueno como para lo malo, Godard siempre ha sido más moderno que la propia modernidad. Un cineasta constantemente a la vanguardia del desarrollo y las experimentaciones con el lenguaje cinematográfico. El filme que nos ocupa, de planteamiento temático muy atrevido en su momento (la infidelidad femenina en el ámbito burgués), forma parte de uno de los períodos más productivos de la carrera del realizador, la primera mitad de los sesenta, en el que el autor parisino alumbró algunas de sus obras mayores. Godard tuvo que cambiar el título original de la película, que en principio era La mujer casada, por el de Una mujer casada para poder estrenarla. La junta de censura de la época adució que el título original podía dar lugar a malentendidos, como el hecho de que pudiese interpretarse como que todas las mujeres casadas eran infieles, algo que, según ellos, no sucedería con el título impuesto, más concreto.

Aun no estando a la altura de Vivir su vida (Vivre sa vie: Film en douze tableaux, 1962), El desprecio (Le mépris, 1963) o Pierrot, el loco (Pierrot le fou, 1965), Unamujer casada se mantiene como una película eminentemente inteligente y audaz en la plasmación narrativa, formal e intelectual del conflicto sociomoral (más social que moral) que afecta a su protagonista: una Macha Méril que siempre sería recordada por su interpretación de Charlotte; mujer cándida, superficial e irreflexiva que se debate entre dos hombres de los que dice estar enamorada, aunque parezca simplemente encaprichada. Godard no juzga en ningún momento ni trata de justificar la actitud de su personaje, a cuya conciencia tampoco somete a ninguna encrucijada, ni siquiera cuando se entera de que está embarazada y no sabe quién de los dos hombres con los que se acuesta es el padre. El elemento crítico de su discurso (feminista en el sentido de que parte del punto de vista femenino) apunta más alto: hacia la sociedad burguesa y de consumo que impone sus cánones a través de una sobreabundante publicidad.

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La trama de Une femme mariée, ubicada en París, se desarrolla a lo largo de unas veinticuatro horas, y está enmarcada por los dos encuentros que Charlotte mantiene con su amante. El primero de ellos en un apartamento, y el segundo en una de las habitaciones del hotel del aeropuerto de Orly.

La sobria puesta en escena de Godard, destaca por las texturas y volúmenes esculturales de las escenas de cama (nunca explícitas), en las que el autor de Al final de la escapada capta con gran nivel de detalle el cuerpo femenino. Los breves primerísimos primeros planos y planos detalle de estas secuencias, contrastan con el empleo de largos planos secuencia en otros momentos, como en aquella escena del apartamento conyugal de Charlotte y Pierre que el director filma desde la terraza exterior del edificio.

El guión, acumulativo en ideas y referencias culturales que van desde Molière hasta Resnais (el fragmento de Noche y niebla en el interior de una sala de cine), incluye varios monólogos de los distintos personajes en torno a conceptos como la memoria, el presente o la inteligencia.

El Cuarteto para cuerdas nº 9, op. 59 nº 3 de Beethoven, puntea en ocasiones un ejercicio cinematográfico un tanto pretencioso, menos profundo de lo que parece y con algunas soluciones narrativas ciertamente arbitrarias. Sin embargo, debe reconocérsele la brillantez, la singularidad y la valentía que caracterizan a los trabajos de su (guste más o menos) imprescindible hacedor.


Este archivo audiovisual se encuentra alojado en los servidores de la biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Mal Salvaje solo actúa como curador de contenido. Texo: Esculpiendo el Tiempo

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