El pasado 3 de junio, las fuerzas de seguridad de Sudán irrumpieron en una acampada de manifestantes en contra del gobierno que se mantenían a las puertas de la sede del Ejército en Jartum (capital de Sudán) desde hacía dos meses, matando a decenas de personas.
La violencia, que continuó los días posteriores, supuso la muerte de 108 personas según la oposición, 61 de acuerdo con el gobierno. Esto hizo peligrar las negociaciones entre los partidos opositores y la junta militar para la formación de un gobierno de transición, integrado por uniformados y civiles.
Desde el violento desalojo de un campamento de protesta en Jartum, las tensiones entre la oposición y los militares han aumentado enormemente.
Las protestas que desencadenaron la matanza
Miles de manifestantes que acamparon frente al Ministerio de Defensa de Sudán para solicitar la creación de un Consejo de Transición que dejara en manos de los civiles el control del gobierno. Todo pareció llegar a su fin cuando el 3 de junio los militares, que habían estado negociando con la oposición, atacaron a los civiles, provocando una matanza.
La sociedad civil busca participar en la construcción del futuro del país por medio de un trabajo mancomunado con los militares.
En los días previos a la masacre del 3 de junio de 2019, las fuerzas armadas reforzaron su presencia en las calles. A los ojos de muchos opositores, la señal de que el Ejército no dejaría el poder tan fácilmente empezaba a ser evidente. Precisamente lo que no querían los miles de sudaneses que salieron a las calles para sacar al dictador Omar al-Baschir.
La caída de Omar al Bashir y el fin de una era
Desde 1993 hasta su caída en abril de 2019, Omar al-Bashir dirigió a Sudán con mano dura. Atacó a sus opositores y para mantenerse en el mando disolvió el Parlamento en 1999. Incluso en esos años dio refugio al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.
Muchos sudaneses esperaron durante largo tiempo ver al dictador ante la Justicia. Tras la prolongación de esas presiones populares, que derivaron en exigencias de orden político, el pasado 11 de abril el presidente del país, Omar Hassán al-Bashir, presentó su dimisión, y a partir de esa fecha comenzó a gobernar de forma transitoria el mencionado Consejo Militar.
Omar al-Bashir se presentó el 16 de junio en un juicio abierto en su contra. Está acusado de corrupción y posesión ilegal de divisas extranjeras. Después de su caída, las fuerzas de seguridad encontraron en su casa más de $100 millones.
La guerra civil
Las tensiones durante muchos años por la búsqueda de una mayor autonomía llevaron al país a un conflicto armado, en 2003. Según estimaciones de la ONUmurieron hasta 300,000 personas. Como consecuencia de la guerra, en 2011 Sudán del Sur obtuvo su independencia. Para el norte fue una enorme pérdida, porque las reservas de petróleo se hallan en el sur.
Apoyos al Ejército
Muchos sudaneses apoyan a los militares y esperan un gobierno de mano dura. Sus partidarios afirman que solo de este modo el país podrá tener un futuro próspero. En quien más confían es en el general Abdel Fattah al Burhan, presidente del Consejo Militar y quien aparece en la pancarta de la imagen.
No obstante, aparece el nombre del general Mohammed Hamdan Daglu, alias “Hemeti”, como hombre fuerte del Ejército. Según publica la cadena internacional alemana Deutsche Welle, fue él quien dirigió las tropas que atacaron a los civiles frente a la sede militar. Durante la guerra de Darfur comandó a las milicias Janjaweed, que combatieron brutalmente a los rebeldes. Los manifestantes temen que él se convierta en el nuevo jefe de Estado de Sudán.
Preocupación internacional
Sudán posee extensas fronteras terrestres, además de tener una privilegiada situación geoestratégica con salida al mar Rojo. Además figura como punto de enlace entre el área mediterránea y el Cuerno Africano.
El gobierno del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi teme que los Hermanos Musulmanes ganen influencia en Sudán. Ese grupo ha sido duramente perseguido por las autoridades egipcias tras el golpe de Estado de 2013 contra Mohamed Mursi.
Por su parte, Mohamed bin Zayad al-Nahyan, príncipe heredero de los Emiratos Árabes Unidos temen que las protestas sean vistas como un ejemplo a seguir. Por eso EAU y Arabia Saudita apoyan a los militares sudaneses.
Con información de El Dia