Tras seis meses de su jura al frente de una multitud que se concentró al este de Caracas, el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, no ha logrado desplazar al régimen de facto del Palacio de Miraflores. Pero hay matices. Nicolás Maduro se ha visto obligado a maniobrar sin recursos y con una elevada presión de Estados Unidos y el resto de la comunidad internacional, en medio de una negociación en Barbados cuyo tema principal son las elecciones presidenciales. El pronunciamiento militar del 30 de abril, aunque no consiguió de inmediato su objetivo, dejó al descubierto el ánimo conspirativo de factores que se supone, son leales y cercanos a Maduro, quien todavía no se siente seguro en poder.
El 23 de enero de este año, Juan Guaidó asumió las competencias del Ejecutivo Nacional frente a una multitud que se congregó en el este de Caracas. Bajo la fórmula previamente anunciada del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, el joven dirigente de Voluntad Popular volvía a amalgamar a una oposición fracturada luego de sucesivas derrotas políticas en 2016, 2017 y 2018.
Desde entonces, Guaidó consiguió aglutinar en torno a su propuesta a prácticamente todos los factores de la disidencia. La oposición, completamente escindida, no lograba capitalizar el descontento generalizado contra Maduro, cuyo rechazo alcanza los 90 puntos según estudios recientes de diversas encuestadoras.
Y tras el aglutinamiento de los partidos políticos, gremios, estudiantes y sindicatos, Guaidó recuperaba la presión de calle contra el régimen, una estrategia que se agotó en 2017 con el poder de fuego de los organismos de seguridad del Estado y cuerpos parapoliciales.
Por su pare, la comunidad internacional también se aglutinaba tras Guaidó. Al menos 51 países lo han reconocido como presidente encargado desde entonces, siendo la Administración de Donald Trump la primera en hacerlo y el principal respaldo político externo de Juan Guaidó. Nombrando a embajadores y encargados en estos países, Guaidó consiguió que el puesto de Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA) fuera otorgado a Gustavo Tarre Briceño, a quien designó como uno de los representantes de su administración interina.
El respaldo externo también logró incrementar las sanciones y el aislamiento del régimen de Caracas, en una clara estrategia de Estados Unidos para socavar el respaldo de la Fuerza Armada a Maduro.
El 23 de febrero y el 30 de abril, con el intento de ingreso de la ayuda humanitaria y un pronunciamiento militar, este objetivo todavía no había sido logrado. La oposición veía con estupor cómo el Gobierno desvalijaba el Parlamento allanando ilegalmente la inmunidad a decenas de diputados, encarcelando incluso a Edgar Zambrano (AD), primer vicepresidente de la Asamblea Nacional.
Pero hechos posteriores demostraron que el 30 de abril no había terminado. Aquel pronunciamiento liderado por Guaidó y que produjo la liberación de Leopoldo López, empujó a Maduro a tomar medidas precautorias con los integrantes de la Fuerza Armada. La periodista especializada en la fuente militar, Sebastiana Barráez, analizó en diversas entrevistas y artículos de opinión estos hechos y concluyó que dentro del estamento militar no había solidez en torno a Maduro.
La Fuerza Armada está dividida, está repartida. No hay un poder central en la Fuerza Armada. No hay un poder central en el chavismo. Nicolás Maduro es el presidente, pero con un poder muy repartido. El Tribunal Supremo quedó contra la pared luego del 30 de abril. Expuesto. Muchos factores dentro del chavismo quedaron expuestos. Tanto en el chavismo civil como en el militar.
La combinación de todas las opciones sobre la mesa, incluyó una negociación con patrocinio del Gobierno de Noruega que arrancó en Oslo y que ahora sigue en Barbados, aunque sin resultados visibles.
En un mensaje transmitido este martes en una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional celebrada en la emblemática Plaza Alfredo Sadel de Las Mercedes, Guaidó insistía en su fórmula del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, aprobando la reincorporación de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.