Para muchos, la idea de la Edad Media, más allá del oscurantismo de la religión, tiene que ver con la castidad,  la pureza y la corrección. Pues no todo era así. Los monjes de la época también tenían tiempo para ilustrar la perversión en algunos casos incluso con tintes porno. 

Pero la labor de estos hombres no solo consistía en copiar los textos, también eran los encargados de adornarlos con imágenes y figuras a todo color, la llamada marginalia. Imágenes que, en ocasiones, resultaban verdaderamente sorprendentes y delirantes. En otras, emparentadas con el porno.

Y sí, los monjes medievales también dibujaban culos, penes y cosas cochinas. Al fin y al cabo, de alguna manera tendrían que animar la tediosísima tarea de pasar horas y horas copiando textos y soñando, quizás, con el porno.

Se trataba de imágenes satíricas de algunos estereotipos de la vida medieval. A pesar de que aquellos dibujos tienen muchas interpretaciones, la más aceptada es que aquellos monjes quisieron mostrar una visión mucho más cómica de la vida en el Medioevo. Y vaya si lo lograron. Gracias a esos monjes tan cachondos hoy podemos disfrutar de esta marginalia tan peculiar como hilarante.