Dentro de todos los problemas de Venezuela y su profunda crisis humanitaria, la hiperinflación es quizás el más duro de afrontar para el régimen de Nicolás Maduro que mes a mes trató de contenerlo subiendo el sueldo mínimo inútilmente hasta que se dio por vencido, pero una nueva estrategia podría estar dando resultados.

Una agresiva política de encaje legal contractiva, a fin de contener el multiplicador del dinero, el crédito y por retruque, el objetivo final, es decir, los precios. Tras más de un año de encaje legal de 54 puntos y encaje legal sobre reservas marginales de 100 puntos, la monstruosa hiperinflación se ha desacelerado. Pero hay bemoles.

El índice de precios al consumidor reportado por la Asamblea Nacional en 2019, da cuenta de una sensible disminución de la inflación. De una inflación en enero de 191,6%, el indicador se redujo hasta 24,8% en junio. El mes de diciembre cerró con 33,1%, en tanto que la variación acumulada anual se ubicó en 7374,4%, lejos de la acumulada a 2018, que alcanzó la estrambótica cifra de 1.698.488%.

En enero de 2020, el índice pareció retomar una tendencia alcista: 65,4%, la más alta en 12 meses. No obstante, el economista Asdrúbal Oliveros ha señalado este martes en su cuenta Twitter, que según la métrica de inflación manejada por Econométrica, la inflación de febrero es la más baja desde marzo de 2017: menos de 20%.

Los diputados de la Asamblea Nacional han advertido desde hace largo rato la fórmula de Maduro:

-El régimen advirtió que la hiperinflación era incontrolable. Y castigó los créditos bancarios incrementando a niveles inimaginables el encaje legal (a 54%) y el encaje legal sobre reservas marginales (100%). En otros términos, la banca está imposibilitada de intermediar financieramente, o lo que es lo mismo, otorgar créditos.

-Si la banca mantiene constantemente encajados los recursos de los ahorristas, entonces el dinero no puede multiplicarse. El multiplicador del dinero no es otra cosa que el factor por el que se incrementa la oferta monetaria total cuando se produce un aumento inicial en la base monetaria. El crédito bancario es un mecanismo clásico de transmisión. Un incremento de la oferta monetaria manteniendo constante la oferta de bienes y servicios (ceteris paribus), empuja el crecimiento de los precios.

-Y Maduro no quería seguir multiplicando los precios. Por eso obligó a los bancos a encajar prácticamente todos los bolívares disponibles, reduciendo el crédito a su mínima expresión, con una economía precaria cuyo consumo privado es pobre. Entonces no hay créditos. Ni consumo. Y por ende, tampoco hay aceleración de precios. La excusa original del Ejecutivo era la de controlar la cotización del dólar. Sin duda era un objetivo. Pero el fondo de la materia no era otro que la inflación.

Pero la receta tiene sus bemoles, pues tal como ha dicho el diputado Ángel Alvarado en cada una de sus ruedas de prensa, a cambio de la reducción del índice de precios, también ha sido golpeado el consumo privado.

-Por esto los bancos han entrado en una peligrosa situación de iliquidez, que ha llevado la tasa overnight a niveles récord de hasta 950%.

-Y el Ejecutivo permite que las empresas comiencen a emitir títulos en dólares, una fuente de financiamiento alterna a los créditos bancarios, que por cierto, hace rato fueron indexados al dólar.


Con información de El Cooperante, El Nacional