La modelo estadounidense Kaylen Ward, que se presenta como “La filántropa desnuda” en su cuenta de Instagram, consiguió el pasado enero recaudar medio millón de dólares para paliar los incendios en Australia, según había detallado en sus redes sociales. Ward utilizó su experiencia en el negocio de monetizar su cuerpo a través de su cuenta de Instagram y, sobre todo, de OnlyFans. Este sitio, creado en 2016 como una plataforma de contenidos pornográficos premium, experimenta un ascenso sostenido durante el confinamiento mundial a causa del Covid-19.
“Voy a enviar fotos mías desnuda a cada persona que haga una donación de al menos 10 dólares a una fundación de las que luchan contra los incendios en Australia”, esa había sido la la consigna de la estadounidense para ayudar en la la tragedia ecológica en el hemisferio sur.
“Suscríbanse a mi OnlyFans”, pidió y agregó el link. La frase se convirtió en una de las más habituales en las redes sociales de estos días. La actriz Apolonia Lapiedra o Jacobo Ostos (hijo del torero Jaime Ostos) son algunos de los que anunciaron últimamente su mudanza a este servicio de suscripción. Hasta Beyoncé toca el tema en su última canción, Savage.
El funcionamiento de OnlyFans es un híbrido entre Instagram (de donde proceden gran parte de los creadores de sus contenidos) y el porno de webcam. En éste último, los usuarios chatean con actores o actrices pornográficos mientras estos realizan actos sexuales, satisfacen sus requerimientos y reciben propinas por cumplir las fantasías de los usuarios.