Durante la jornada hubo manifestaciones pacíficas en las principales ciudades del país, aunque, al caer la tarde, Bogotá se convirtió en el epicentro de choques entre encapuchados y el Escuadrón Antidisturbios de la Policía. Nuevamente, hubo denuncias de abusos policiales y llamados a una reforma estructural de la institución. 

El Paro Nacional del 21S fue una jornada en su mayoría pacífica que salió más allá de la capital. Hubo protestas en las principales ciudades del país, e incluso algunos plantones en otras naciones como Bélgica y Argentina. 

“Desde Buenos Aires, yo me planto para que caiga la corrupción, pare la represión y se detenga este genocidio”, decía un letrero que levantaban dos jóvenes haciendo alusión al incremento de las masacres en Colombia, que solo este fin de semana dejaron diez personas asesinadas en los departamentos de Cauca y Nariño, con dos matanzas cometidas el pasado domingo.  

“¿Quién dio la orden?”, rezaba otro cartel gigante en letras mayúsculas que seguía su curso hacía la icónica Plaza de Bolívar, en Bogotá. Allí, se congregaron cientos de personas para exigirle al Gobierno de Iván Duque responsabilidad política no solo por las masacres, sino por las 13 personas que murieron baleadas por la Policía en la noche del 9 de septiembre.

Las manifestaciones, que comenzaron ese día y se prolongaron durante dos jornadas más, fueron en contra de la brutalidad policial, luego de que el abogado Javier Ordóñez muriera a manos de uniformados. 

El rechazo a la brutalidad policial se volvió a escuchar en las calles de Colombia

Esta exigencia de que cesen los abusos por parte de la Policía fue uno de los temas centrales de las protestas del 21S. Así ocurrió en Barranquilla, Ibagué y Medellín, donde las autoridades acompañaron las marchas que, además de rechazar la violencia policial, denunciaban las masacres y la respuesta del Gobierno a esos abusos.

Y es que a pesar de las manifestaciones por la muerte de Ordóñez y de 13 personas más, el presidente Duque mostró un respaldo a la Policía al vestir el uniforme de esta fuerza pública y visitar las comisarías que fueron quemadas durante las protestas. 

Sin embargo, el presidente reprobó los abusos, aunque dijo que no apoya la reforma a la Policía. Más allá de su postura ya se está proponiendo un proyecto de ley al respecto en el Senado colombiano y es uno de los llamados de las manifestaciones. 

Este tema genera polarización en el país, división que se evidencia con dos hechos que ocurrieron justo el mismo día de las protestas del 21S. El jefe de la Policía, Óscar Atehortúa, respondió en una entrevista de radio que “debía ser la justicia divina” la que castigara a los uniformados que mataron al abogado Ordóñez. Mientras que una jueza decidió enviar a la cárcel de manera preventiva a dos de los policías señalados de haber torturado y matado a Ordóñez.

Los choques que hubo en Bogotá al caer la tarde

En la capital colombiana, las protestas del 21S estaban marcadas por actividades culturales, hasta que estallaron algunos disturbios y sujetos encapuchados atacaron una sucursal del Banco Caja Social en el centro de Bogotá. El Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) lanzó gases lacrimógenos.

“Vándalos destruyen e ingresan violentamente a una entidad financiera en el centro de Bogotá, lo cual obliga la intervención del Esmad de la Policía para restablecer el orden”, dijo en Twitter el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.

En la red social criticaron al ministro por enfatizar la violencia y no lo pacíficas que transcurrieron las marchas hasta entonces. De hecho, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, ratificó que los choques fueron minoritarios. “Todo el día la movilización ha sido pacífica, excepto por acto vandálico en el centro a las 4:45pm que se controló”, apuntó la mandataria local, quien es de una corriente política diferente a la de Duque.

Otro de los hechos de las manifestaciones fueron los señalamientos a la fuerza pública. En redes sociales circulan videos de personas que denuncian presuntos abusos de la Policía contra manifestantes desarmados. Incluso, el congresista Inti Asprilla aseguró que los uniformados agredieron a una colega suya que, junto con él, intentaba evitar que golpearan a un joven. 

Al margen de las confrontaciones, la jornada revivió un masivo movimiento social que venía en cadena desde las manifestaciones que comenzaron el 21 de noviembre y que se habían apagado por las fiestas de fin de año y por la pandemia del Covid-19.