A pocos días de entregar el poder, el gobierno de Donald Trump volvió a incluir a Cuba dentro de su lista de “Estados patrocinadores del terrorismo”, de donde el expresidente Barack Obama había sacado a la isla en 2015 con su política de acercamiento. La inclusión de un país en esta lista negra implica trabas al comercio y más sanciones de las que ya sufre Cuba debido al embargo comercial y financiero que le impone Estados Unidos. El canciller cubano Bruno Rodríguez definió la decisión como un acto “hipócrita” de “oportunismo político”.
“Con esta medida, volveremos a responsabilizar al gobierno de Cuba y enviaremos un mensaje claro: el régimen de Castro debe poner fin a su apoyo al terrorismo internacional y la subversión de la justicia estadounidense“, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, evocando al fallecido Fidel Castro y a su hermano Raúl, líderes de la revolución de 1959. Pompeo basó la decisión en la “maligna interferencia” de Cuba en Venezuela y en otros países latinoamericanos.
En 2015 Obama retomó la relación bilateral con el entonces presidente Raúl Castro y retiró a Cuba del listado de Estados patrocinadores del terrorismo, al declarar que los esfuerzos de medio siglo de Estados Unidos para aislar a la isla “habían sido un fracaso”. Pero Trump revirtió ese acercamiento apenas asumió en 2017, recrudeciendo el embargo vigente desde 1962.
A lo largo de sus cuatro años de mandato, Trump volvió a reducir la embajada estadounidense en La Habana a su mínima expresión, impuso de nuevo sanciones y hasta las amplió. El futuro gobierno de Joe Biden podría eliminar a Cuba del listado de países patrocinadores del terrorismo, pero primero tendría que realizar una revisión formal, lo que significa que la medida puede estar en trámite durante meses.