En Colombia, el paro nacional tiene un objetivo claro: expresar su rechazo frente a las decisiones del Gobierno Nacional, especialmente en su propuesta con la reforma tributaria. Dentro del grupo manifestante se encuentran trabajadores, conductores, educadores, pensionados y más colectivos que, además, demuestran su preocupación por otras situaciones.

En una rueda de prensa publicada en la página de Facebook de la CUT, en la que hicieron presencia líderes de los gremios protestantes, se trató la responsabilidad que tendría el presidente Iván Duque en el proyecto de reforma tributaria que tantas críticas ha recibido.

“… Se niega a acoger un clamor nacional para retirar ese nefasto proyecto del Congreso de la República”, dijo Francisco Maltés, presidente de la CUT.

Motivos del paro nacional del 28 de abril de 2021
Críticas al Gobierno Nacional
En un comunicado del Comité Nacional del Paro, que ha titulado “Por la vida, la paz, la democracia y contra la reforma tributaria y el paquetazo de Duque vamos al paro nacional el 28 de abril” se mencionaron las principales inconformidades que motivaron a la movilización.

En el documento se critica el manejo del Gobierno Nacional, especialmente en los recursos públicos, pero se descalifica lo siguiente:

  • Altos índices de desempleo, pobreza y desigualdad.
  • Crisis de salud pública causada por la COVID-19.
  • Lento proceso de vacunación.
  • Renta básica del salario mínimo.
  • Subsidio a las PYMES.
  • Masacres y asesinatos a líderes sociales.
  • Paramilitarismo en los territorios.
  • Militarización en la vida civil.
  • Crisis carcelaria.
  • Criminalización de la protesta social.
  • Incumplimiento de los acuerdos de paz.

 

La pandemia que desató el COVID-19 terminó desinflando y, si se quiere, desdibujando la ebullición social -inédita por demás- con la que Colombia cerró 2019. Paradójicamente, esa misma pandemia es hoy el germen de una nueva ola de descontento y protesta social que tendría dimensiones aún mayores para el gobierno de Iván Duque. Si bien el paro convocado es consecuencia del encierro y la crisis económica, que no deja de agobiar a todos y cada uno de los sectores sociales, la anunciada reforma tributaria terminó exacerbando los ánimos y encaminando el malestar que se siente en los hogares y que ahora se expresará en las calles.

A diferencia de noviembre de 2019, cuando el Ejecutivo apenas sumaba poco más de un año en el Palacio de Nariño, la protesta que se vivirá el 28 de abril se da en medio del año preelectoral, por lo que pulularán aquellos que busquen sacar réditos y reivindicarse como sus promotores en búsqueda de votos. Por si fuera poco, el paro se da en momentos en los que la desaprobación de Duque alcanza el 63,2 % y en los que, según la encuesta de Invamer, el 77,5 % de los colombianos consideran que las cosas van por mal camino. Se trata del porcentaje más alto en los últimos cuatro años.

El descontento existe. Quizás en este momento muchos sectores están enfrentando una situación mucho más complicada que a finales de 2019. Hay personas más afectadas en términos económicos, muchos están asfixiados. Por ello, ahora se habla del ‘segundo paquetazo de Duque’, porque el ‘primero’ era por el descontento por la reforma pensional y otras iniciativas. Si antes había inconformidad y la gente no estaba dispuesta a aceptar reformas fácilmente, menos ahora con la pandemia a cuestas.

Así será el asunto, que no deja de ser incierto cuál será la dimensión de la protesta, teniendo en cuenta que, si bien persiste un ambiente de descontento social, no puede pasar por alto que el país afronta el tercer pico de la pandemia, que cada día se rompen los récords de muertes por coronavirus o que ciudades como Bogotá ya reportan casos de las cepas brasileña y británica del COVID-19. Por ello, también será un acto de rebeldía ante las restricciones vigentes, como los toques de queda o los confinamientos estrictos.

No hay condiciones para que la gente salga tranquila, bien sea porque no se pueden dar el lujo de perder un día de trabajo o por miedo al contagio. Sin embargo, a diferencia del 2019, la discusión ya no será en la calle, sino en escenarios como el Congreso.