El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, firmó este 19 de mayo una ley que prohíbe los abortos en el estado después de las seis semanas de gestación. Asimismo, la norma permite a cualquier persona demandar a los médicos que practiquen la interrupción del embarazo después de ese plazo. La ley pone a Texas en la lista de más de una docena de otros territorios que prohíben el aborto una vez que el corazón del feto comienza a latir.
La ley contra el aborto en Texas está entre las más restrictivas de Estados Unidos. La nueva norma contra el aborto antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas también permite que cualquier persona demande a los médicos que lo practiquen.
La medida apunta a vetar la interrupción voluntaria del embarazo después de que se pueda detectar el latido del corazón del feto, lo que usualmente ocurre hacia la sexta semana de gestación. “La vida de cada niño por nacer con un latido del corazón se salvará de los estragos del aborto”, dijo el gobernador del partido conservador, Greg Abbott, tras firmar la regulación.
Actualmente, en Texas el aborto es permitido hasta las 20 semanas, con excepciones para una mujer con una condición médica potencialmente mortal o si el feto tiene una anomalía grave. Allí, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más del 90 % de estas prácticas ocurren en las primeras 13 semanas del embarazo.
La versión de Texas es única porque permite a cualquier persona, incluso alguien fuera del estado, demandar a un proveedor de servicios de aborto o a cualquier otra persona que haya ayudado a alguien a abortar después del límite de tiempo permitido, y compota multas económicas de hasta 10.000 dólares por acusado.
Los críticos afirman que la disposición permitiría a los opositores del aborto inundar los tribunales con demandas para acosar desde médicos, pacientes, enfermeras, y consejeros de violencia doméstica, hasta algún amigo que lleve a una mujer a una clínica o incluso a un padre que pague por el procedimiento.
Las objeciones en los estrados judiciales a la limitación del aborto
Activistas proaborto ya han señalado que desafiarán la ley. “El objetivo es claro: atacar sin descanso nuestros derechos reproductivos hasta que el aborto sea un derecho solo de nombre. Aprobar estos proyectos de ley no es liderazgo, es crueldad y extremismo”, sostuvo Alexis McGill Johnson, presidenta de Planned Parenthood Action Fund.
Está previsto que la normativa del segundo estado más poblado de EE. UU. entre en vigor el próximo septiembre. Sin embargo, hay antecedentes de tribunales en otros estados que han impedido cumplir esas normativas.
La nueva ley de Texas es parte de una ola de prohibiciones similares al aborto con proyectos de ley denominados “latidos del corazón” aprobados en estados liderados por republicanos. Casi una docena de estados han aprobado prohibiciones similares, según la organización de investigación de salud reproductiva Guttmacher Institute, pero ninguna ha entrado en vigor debido a impugnaciones legales.
El pasado febrero, el gobernador de Carolina del Norte, Henry McMaster, firmó una iniciativa de ley que prohibiría casi todas las causales del aborto. La legislación solo entrará en vigor si la Corte Suprema de Estados Unidos, de tendencia conservadora, toma medidas para anular el fallo que desde hace casi 50 años protege el derecho al aborto en este país.
Los legisladores que apoyan dicha legislación han dicho que tiene la intención de revocar la ley de Roe v. Wade, la decisión histórica de 1973 de la Corte Suprema de Estados Unidos que ha garantizado el derecho de la mujer a interrumpir su embarazo y que estableció en un “trimestre” el plazo en el que puede llevarse a cabo el aborto.
El pasado lunes, el máximo tribunal confirmó que revisará la ley que prohíbe el aborto en Mississippi después de las 15 semanas de gestación. A los activistas por el derecho al aborto les preocupa que un fallo favorable en ese estado pueda sentar las bases para permitir aún más restricciones a lo largo del país, incluidos los llamados proyectos de ley de ‘latidos del corazón’.
La decisión sobre ese estado podría conocerse en la primavera de 2022, según estima la prensa estadounidense.