La centenaria estatua de Cristóbal Colón de la ciudad colombiana de Barranquilla fue derribada este lunes por manifestantes que participaban en una nueva jornada de protestas contra el Gobierno del país, en el marco del paro nacional convocado desde hace ya dos meses.

El director de la Policía colombiana, el general Jorge Luis Vargas, dijo a los periodistas que tanto ese monumento histórico como otro de la población de Santander de Quilichao, del convulso departamento del Cauca, “fueron atacados por delincuentes”.

Las personas que derribaron el monumento le pusieron una capucha a la estatua, una soga al cuello, le amarraron cuerdas y tiraron de ella hasta echarla abajo, mientras gritaban “Colón asesino”.

El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, dijo que “la violencia solo genera más violencia. Los invito a despojarse del odio y construir un país mejor”.

El mandatario agregó que “no hemos reprimido ni lo haremos la protesta pacífica, pero sí ordenamos continuar identificando, capturando y judicializando a quienes cometen actos vandálicos y terroristas”.

El monumento de Colón, que estaba ubicado en un céntrico barrio de Barranquilla, fue realizado por la empresa Tomagnini de Pietrasanta y donado a la ciudad en 1892 por la colonia italiana con el fin de conmemorar los cuatrocientos años del descubrimiento de América.

Sin embargo, la estatua no fue instalada sino 18 años después en la que era entonces la principal calle de la ciudad, que tomó el nombre de Paseo Colón. Luego pasó a la plaza de San Nicolás de Tolentino y a mediados de los años 90 el actual lugar, frente a la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen en el barrio Boston.

Momento en el que derriban la estatua de Colón en Baltimore.

Las últimas manifestaciones en Colombia se han caracterizado por ataques a monumentos y estatuas de personajes históricos entre quienes se cuentan los conquistadores Gonzalo Jiménez de Quesada en Bogotá y Sebastián de Belalcázar en Cali.

Incluso en Bogotá debieron ser retiradas de sus pedestales las estatuas de bronce de Isabel la Católica y Cristóbal Colón, ubicado en cercanías del aeropuerto internacional El Dorado, después de que indígenas de la etnia misak intentaran derribarlas.

Las manifestaciones, que en las últimas semanas han perdido intensidad hasta reducirse y casi desaparecer, dejan, según organizaciones de derechos humanos, unas 74 víctimas mortales, al menos 20 de ellas por disparos de la Policía, mientras que el Gobierno vincula a las protestas 25 fallecidos y solo tres por la Policía.