Al vaivén de las cifras y la percepción de inseguridad viene creciendo un peligroso y desacertado discurso: detrás de cada gran crimen hay un venezolano. El prejuicio toma fuerza cuando las autoridades hacen hincapié en la nacionalidad de un detenido o se anuncian estrategias como la de crear un comando para judicializar bandas delincuenciales de migrantes. Solo este anuncio, según el Barómetro de la Xenofobia, generó en redes un aumento de mensajes incitando a la violencia contra los migrantes.
Si bien es imposible ocultar que la ciudad ha sido escenario de delitos reprochables, como el asesinato de dos policías mientras cumplían su deber y que los sospechosos son venezolanos, concentrarse en su origen es pasar por alto que quienes delinquen son una porción mínima frente a los criminales nacionales e ínfima frente a los migrantes honestos en Bogotá. Entonces ¿está bien “venezolanizar” la inseguridad? ¿Hacerlo no es desviar el foco del verdadero problema? Estas son preguntas que surgen cada vez que se tensiona la relación entre el Distrito, los migrantes y la seguridad. Y hay razones para plantearlas.
Según Migración Colombia, en el país viven 1,8 millones de venezolanos y casi 360.000 (20 %) están en la capital, lo que equivale a que por cada cien habitantes cuatro son del vecino país. En contraste, de esta gran población (que suman casi los habitantes de Neiva), la Policía ha capturado en 2021 a 2.500, la mayoría por delitos menores, lo que indica que apenas el 0,6 % ha tenido líos con la justicia. En ese dato radica el rechazo, incluso del Gobierno Nacional, a la propuesta de la alcaldesa Claudia López de crear un comando integrado por Policía, Migración y Fiscalía para identificarlos y judicializarlos.
Para los críticos, estas acciones, más que atacar el problema estructural de inseguridad, agudizan la xenofobia y la discriminación, como lo resaltó la CIDH al decir que estas políticas “promueven la animadversión a esta población, al culparla del aumento de los índices de violencia en los Estados”.
Panorama de seguridad
Basta con analizar las cifras para notar que el problema va más allá. Si bien, el año pasado la Alcaldía publicitó la reducción de los delitos, era claro que todo se debía al confinamiento. Este año, con la reactivación de todos los sectores, hay una tendencia al alza en casi todos los delitos, salvo el hurto a comercio, bancos, residencias y de bicicletas. Las cifras del período enero-julio, de los años 2020 y 2021 muestran que la extorsión pasó de 471 casos a 618; el hurto a personas, de 46.597 a 56.703; el robo de carros, de 1.723 a 1.909; el de motos, de 1.828 a 2.638, y el homicidio (indicador principal), de 571 a 658.