La intervención del presidente colombiano Iván Duque al parlamento europeo sirvió más para hacer evidente la animadversión de los otros países hacia él que para fortalecer su discurso.
Ya se habían conocido fotografías de diputados del viejo continente que tenían camisetas pidiendo el cese de abusos policiales y de asesinatos de líderes sociales en Colombia.
Manu Pineda, activista y político español, fue uno de los que arremetió con mayor contundencia contra el primer mandatario de los colombianos.
“Al presidente Duque se le pueden achacar muchas cosas, pero no está incumpliendo una de sus promesas electoral: hacer trizas los Acuerdos de Pαz”, destacó.
Pineda pidió que se dé claridad acerca de presuntos vínculos entre miembros de la Fuerza Pública y grupos paramilitares, quienes estarían bajo las órdenes del “narcopresidente Duque y el uribismo”.
“Paren la matanza en Colombia”, “Quién dio la orden” o “Respeto a los Acuerdos de Paz”, fueron algunos de los mensajes que se leyeron en las camisetas que portaban algunos de los diputados.
Mientras tanto, Duque hacía alusión a gobiernos que, con acciones específicas, arrinconaban la estabilidad de la democracia en países como Colombia.
Una de las diputadas que más oposición mostró, Sabrina Pignedoli, destacó en su cuenta de Twitter las acusaciones de Amnistía Internacional en materia de derechos humanos, un tema en el que Duque parece no salir bien librado en un gobierno al que le quedan pocos meses para concluir su gestión.